A Carmen Carrasco, de Ubaldo G. Visier

30 de octubre de 2014

De Ubaldo G. Visier con motivo de la presentación de su poemario «Eternos Sentimientos» en la Casa Regional de Melilla en Valencia.

Tengo un libro en mis manos
tan genial y tan intenso
que se muestra muy propenso
para que hable a mis «hermanos»
de su extrema sutileza,
pues más que un tomo corriente
es una tranquila fuente
de fresco aroma y belleza
que en sus ciertas transparencias
refleja un grado de bonanza
por la rica naturanza
que le dan sus experiencias,
donde el color se engrandece
placiente en el infinito
y como si fuere un rito
más dulce el sol resplandece
cuando los versos se afanan
en poemario cultivado
tan solemne y bien gestado
que hasta en su fervor se inflaman.
Carmen Carrasco es la noria
de tan tiernos sentimientos
de feliz ejecutoria,
pues se inspira y establece
con gesto, encanto y canción
todo un vergel de ilusión
que la poetisa ennoblece
porque ella canta a las flores
con exquisita ternura
donde abunda la hermosura
de muy variados colores,
como también canta al prado
o a la mar embravecida
puesto que en su pecho anida
el rescoldo de un pasado
que evoca sueños y amores
al tiempo que nunca niega
cuanto más, quizás, sosiega
del alma sus sinsabores.
Cuando habla el corazón
sobre cariños iguales,
Carmen muestra su pasión
por las plantas y animales,
pues precepto universal
es que teniendo la vida
nuestra sangre vaya unida
a una flor y a un animal.
Y lo mismo que en el mundo
se aprecia Naturaleza,
debe existir la entereza

para saberle fecundo
porque si bien observado
con miradas fulgurosas
veremos que son hermosas
las fuentes que Dios ha dado
en bien de la humanidad
con matices sorprendentes
tan amenos y prudentes
como plenos de bondad.
Y en «Eterno sentimientos»
que de Carmen es su luz
versa sin duda al trasluz
de memorias y momentos
donde el alma se recrea
recordando su pasado
y todo cuanto hubo amado
y todo cuanto desea.
Con muy transparentes velos
y expresiones delicadas
sus canciones son baladas
para merecer los cielos.
Por ello el libro se aumente
en sana contribución
prestando a la ilustración
un buen reparto en su cuenta,
que versos tan sugerentes
Carmen Carrasco escribió
y sus poemas roció
con citas muy elocuentes.
De esta Casa de Melilla
que ubicada está en Valencia,
Carmen sueña su nacencia
en aquella noble villa,
que analizando la historia,
lo mismísimo acontece
a quien su ánimo estremece
por igual ejecutoria,
pues la «patria» mucho alcanza
cuando se tiene lejana
y se aprecia muy galana
en nuestra dulce añoranza.
Por ello, estimando a todos,
y a Melilla la primera,
quiero que Melilla quiera
mi persona en todos modos.
¡Vaya mi honra a Melilla
por ser de España ciudad
y tener por libertad
un azul que maravilla!

Ubaldo G. Visier