Me despierta el primer rayo de luz de la mañana soñando contigo. Perezosa, me levanto y, al azar, leo en el calendario que hoy es el Día de los Enamorados. Creo que todos los días deberían ser de los enamorados porque no hay cosa mejor en la vida que amar a alguien. Mi pensamiento ha volado hacia ti añorando tu ausencia prolongada y me pregunto: ¿Volverás algún día? Solo el silencio de la habitación me responde. Estás tan lejos que ya dudo de aquel cálido sentimiento que en un ayer nos unió.
Y de repente, siento la necesidad de escribirte una carta de amor muy especial. Como en un impulso, me asomo decidida a la ventana y mirando al cielo dejo volar mi fantasía para invocar a quienes han de ayudarme a escribir tan bella misiva dedicada a ti.
Viento, vuela hacia mi casa y con tu alada pluma comienza la carta de mi amado.
Nube, dibuja en el cielo tiernas palabras de algodón irisadas en nacarinos colores para que adornen sus páginas.
Sol, con tus rayos de luz construye hermosas frases amorosas que iluminen sus ideas.
Ola, escribe con tus dedos de espuma promesas llenas de esperanza que despierten su alma adormecida.
Luna, con tu luz de plata rima un poema de amor, un madrigal, diciéndole lo mucho que lo añoro.
Rayo, traza bellos pensamientos en zig-zag que lleguen directos a su tibio corazón.
Río, trae entre tus aguas mil ideas que inspiren en su ser tiernos sentimientos hacia mí.
Niebla, envuelve entre tu bruma renglones de pasión que enardezcan su amor.
Lluvia, mándame en cada gota máximas de ilusión que lo emocionen.
Ayudadme entre todos a escribir esta carta de amor para quien amo. Quiero que sea distinta a todas, que no se parezca a ninguna de cuantas en el mundo se han escrito. Sus letras han de ser hechas de espuma, aladas, de algodón, de rayos de luna, de agua, de bruma. Decidle entre todos mil cosas bellas a mi amado para que en la distancia no me olvide y que pronto regrese junto a mí.
Y cuando la carta ya tengáis finalizada, buscad una estrella fugaz, la más veloz que pueble el universo, y entregádsela con presteza para que cruzando los espacios siderales, y sin detenerse ante ningún astro que encuentre en su estelar camino, la entregue en propia mano, con sello de urgencia, a su destinatario. Ha de ser hoy mismo. Necesito que, aún lejos de mí, sepa que lo quiero, que sigo esperando su regreso. Y que ni el tiempo ni la distancia lograrán que olvide nuestro amor.
Seres generosos de la naturaleza, de todo corazón os agradezco este inmenso favor que vais a hacerme y en vosotros confío mi futuro y mi felicidad.