Diamantes en la hierba

Espejismos en un amanecer de abril.

Alborea. Y los rayos de un pálido sol
asoman tímidos por un horizonte nebuloso.
Reina la calma en el campo, aún soñoliento,
después de una larga noche de quietud.
Las hojas incipientes de los árboles,
al son del aire, comienzan a danzar.
Y un ave canora tempranera
con su canción despierta
a la naturaleza adormecida.
Renace la vida en la pradera.
Y sobre la verde hierba brillan
los mil diamantes que la noche
generosa ha ido sembrando 
como estrellas diminutas de cristal.
Es primavera.

Carmen Carrasco.
Publicado en el libro «Algo que decir. Vol. II».
Editado por el Ateneo R. Blasco Ibañez
© 2008 Carmen Carrasco. Todos los derechos reservados