1 de julio de 2012
Blanco. Verde. Oro. Amarillo… ¡Rojo!
El campo se vistió de blanco
y se dispuso a esperar el crudo invierno.
El campo se vistió de verde
y aguardó con ansiedad la primavera.
El campo se vistió con rayos de oro
regalos del sol ardiente del verano.
El campo vistiose de amarillo
y esperó la llegada el otoño.
Y el campo se sintió feliz con sus colores.
El campo se vistió de rojo.
Y ya no lució su blanco armiño del invierno.
Ni el cálido amarillo con que en otoño se adornó.
Tampoco el verde de la hermosa primavera.
Ni los dorados del ardiente estío.
Y por obra de una mano impía,
¡EL CAMPO DE FUEGO SE VISTIÓ!
Poema de Carmen Carrasco, del libro “Versos a la Naturaleza”