Las hojas del calendario han ido trascurriendo raudas a través del año como si tuvieran prisa por acabar pronto y llegar a un destino ignorado por nosotros. Parece que quisieran demostrarnos lo rápido que pasa el tiempo e, inmisericordes, decirnos que somos un año más viejos. El tiempo -tempus fugit- es así. Tan sólo piensa en recorrer el camino infinito que tiene por delante sin reparar en los demás.